“Lidiar con la mafia no significa cubrirse de sellos antimafia,
sino entender cómo actúa…” Roberto Saviano
Israel, como España, es puerto franco para las mafias, y dan fé de ello la economía y las finanzas, los inexplicables negocios que no se molestan en abrir en horario comercial, los hangares de dimensiones descomunales construidos con cemento armado en explotaciones ganaderas donde pacen media docena de vacas, las avionetas nocturnas que vuelan bajo radar y que nadie intercepta porque sólo las oímos los ciudadanos sin importancia que sabemos que es mejor no comentarlo, las dobles nacionalidades de los oligarcas rusos que han visto peligrar sus activos en occidente y se han refugiado en Israel y en España, países que renquean en la aplicación de las medidas contra el lavado de dinero negro, porque la principal fuente de riqueza nacional es la trata de personas, las empresas de reciclado, y el tráfico de drogas y de armas, todas controladas por la mafia.
Shlomo Slutzki escribía en 1997:
“Junto a la gran inmigración de judíos rusos –más de 700 mil desde 1989–, el Estado sionista se ha poblado de decenas de ‘capos’ de la mafia rusa”, líderes de organizaciones criminales que “gozan de una virtual inmunidad”, amparados en que en Israel “no hay leyes contra el blanqueo de capitales”. “Según informes secretos de la policía, se utiliza como ‘lavadero’ de dinero ‘negro’, además de convertir al país en el centro de operaciones hacia occidente, de participar en las ganancias en el mercado israelí de prostitución y otras ramas del crimen”. Lo más destacado, con todo, es que el dinero de esta procedencia dio “apoyo a Netanyahu y a su partido” y ‘maneja’, además, un “partido de inmigrantes rusos que obtuvo siete escaños (de un total de 120)”
Sigue leyendo →